Hoy se ha publicado un artículo en La Vanguardia, donde se demuestra que las energías renovables son el futuro.

Las energías renovables ya son más rentables que las fósiles. Un estudio del organismo especializado Carbon Tracker Iniciative que se acaba de dar a conocer ha calculado cuál es el coste global de un proyecto energético, desde su puesta en marcha y el mantenimiento durante su vida útil, y lo ha comparado con varias fuentes de energía (en concreto, cuántos dólares cuesta producir un megavatio de electricidad por hora).

El veredicto parece inapelable: las renovables ahora salen más a cuenta y son más baratas de producir que las instalaciones que emplean gas, el carbón o el petróleo. Matthew Gray, analista de Carbon Tracker, asegura que “estamos en un punto de inflexión y es una tendencia imparable en el sector de la energía. La transición está en camino. Las inversiones en las renovables dominarán el panorama en los próximos años ”.

Hasta ahora la energía proporcionada por el sol, las olas o el viento estaba muy valorada por su impacto medioambiental. Pero cada vez más se está convirtiendo en una opción interesante para los inversores. De acuerdo con un informe de esta semana de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), las inversiones globales en la energía cayeron un 8%, hasta los 1,8 billones de dólares (1,6 billones de euros), con un descenso marcado en las convencionales. Los flujos de dinero hacia el petróleo y gas cayeron un 25% el año pasado y el que viene se reducirán otro 24%. Se trata del primer bienio de retroceso en treinta años.

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En cambio, las renovables siguen ganando terreno y ya representan un 17% del total de las inversiones. Su importe, unos 278.000 millones de euros, ya es suficiente para cubrir el crecimiento de la demanda global de electricidad. “Estamos asistiendo a un amplio desplazamiento hacia fuentes de energía limpia, a menudo como resultado de políticas gubernamentales”, dijo esta semana el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol.

La generación eléctrica producida por las renovables, en términos de capacidad, ya ha crecido un 33% entre 2011 y 2015, gracias al considerable descenso del coste de los paneles solares. Según la Universidad de Berkeley (California) en el sector residencial están disminuyendo un 5%, mientras que para las plantas a gran escala el retroceso es aún más pronunciado: el 12%.

En cambio, cada unidad de energía generada con las fósiles es ahora más cara, porque el coste inicial de capital dispone de menos tiempo para recuperar la inversión. Por ejemplo, según Carbon Tracker, una típica planta de carbón, en la actualidad, en lugar de trabajar al 80% de su capacidad, como mucho llega al 59%. En una de gas, la utilización promedia sólo es del 38%.

Es cierto que los precios del carbón y del gas están en declive, lo que podría afectar a la competitividad de la eólica y la solar. Pero el camino está marcado. A modo de ejemplo, en una reciente subasta en Chile, la energía producida en un parque fotovoltaico se ofreció a la mitad de precio que la de una nueva central de carbón. Como consecuencia de todo ello, Carbon Tracker pronostica que la foto-
voltaica y la eólica tendrán para el año 2020 un coste medio de generación de 6 y 15 dólares, respectivamente, mientras que los de gas y carbón serán de 16 y 38 dólares, más del doble.

“El dinero va a las renovables porque son más rentables. Y esto cambiará el mundo. Hace siglos abolimos la esclavitud para pasar al petróleo. Ahora el paso siguiente será desarrollar una economía con fuentes de energía limpia. En mi opinión, para el 2050 se puede llegar a un sistema energético 100% renovable”, sostiene Jorge Morales de Labra, vicepresidente de la Fundación Renovables.

Los países más expuestos desde el punto de vista financiero a estos cambios son EE.UU., Canadá, China y Rusia, donde las fósiles tienen mucha presencia. En cambio, la energía de las renovables está en claro ascenso en el último lustro en países como Alemania (alcanza un tercio del total), el Reino Unido, Italia o Francia.

Para Morales, en el futuro “hará falta cada vez menos dinero para poner en marcha una fuente de energía renovable. La única incógnita es la regulación y la voluntad política, que deberían incentivar esta transformación”. España, con su controvertido impuesto al sol, va en otra dirección.

Las empresas cambian de estrategia

Carbon Tracker considera que las energías convencionales tienen unos proyectos valorados en 2 billones de euros que corren peligro de no ver la luz en los próximos años. La reducción de la demanda de combustibles fósiles y los compromisos para luchar contra el cambio climático pueden pasar factura, en particular a firmas como Shell, Pemex o Exxon. La alemana E.ON acaba de dar el ejemplo de este giro estratégico. Hace una semana segregó sus negocios de generación convencional al crear una nueva empresa, Uniper. La separación se produce después de una profunda caída de los precios mayoristas de la electricidad ante el ascenso de oferta de renovables. A partir de ahora, E.ON se concentrará en el negocio de redes, renovables y servicios a clientes. Su presidente, Johannes Teyssen, destacó que “los mundos de la energía clásica y la convencional son tan diversos que requieren un acercamiento empresarial completamente

diferente”.

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La Vanguardia